HIPERCORRECCIÓN:
Las hipercorrecciones o
ultracorrecciones son fruto de nuestro esfuerzo, de un “hiperesfuerzo”. Muchas
veces intentamos hablar bien (demasiado bien quizá) y eso nos lleva a cometer
errores como:
-¿Qué hicistes* ayer?
-No opino de* que sea verdad
lo que me comentó.
-Siempre ha tenido aficción*
por la fotografía.
-El primero porque pronunciar
una “ese” demás nos parece más fino, mejor pronunciado; nos suena más elegante
“dijistes*” “comistes*” o “saludastes*” que lo correcto “dijiste, comiste,
saludaste”. También, claro, por contagio con la segunda persona del plural
“dijisteis, comisteis, saludasteis”.
-El segundo (el dequeísmo)
porque añadir la preposición “de” da estilo a toda la frase. Y contundencia.
Estaréis cansados de oír: “Pienso de* que, me han dicho de* que…” en discursos
o en debates. No lo hagáis vosotros, por favor, es horroroso.
-Lo mismo con el tercero; eso
de añadir nos gusta. Mejor dos ces que una. El otro día escuché que lo
contrario de la inflacción* es la deflacción* (esta hasta me gusta un poco).
ÍNDICE: https://vicioslenguaje-rsj351e.blogspot.com/2019/02/indice.html
Comentarios
Publicar un comentario